El duelo es un proceso natural de adaptación que experimentamos cuando sentimos una pérdida, nos desprendemos de algo que nos importa, a veces por propia voluntad para alcanzar un crecimiento favorable en nuestras vidas y otras de manera brusca, inesperada o impuesta. Puede ocurrir ante una separación de pareja; una situación de desempleo o cambio de trabajo; emigración; enfermedad; incapacidad; accidente; vejez y otros eventos vitales. Sea esta sensación de pérdida causada por decisión propia o no, con frecuencia nos puede conducir a sentimientos de tristeza, frustración, dificultad para retomar las actividades de la vida cotidiana, entre otros estados emocionales y durar meses o años, en dependencia del significado de esta para nosotros, nuestras características personales y las redes de apoyo que contamos.
Una de las pérdidas más temidas es la muerte de un ser querido. Cuando esto sucede, comienza un proceso de duelo que puede durar mucho tiempo, hasta que aceptamos que esta persona ya no estará más, disminuye la intensidad del dolor y recuperamos la capacidad de seguir viviendo sin él o ella. Pero ¿cuáles son las etapas emocionales por las que podemos pasar en un proceso de duelo?:
- Puede que nos sintamos aturdidos o estupefactos, con miedo, ansiedad, depresión, pérdida del apetito y del sueño o somnolencia.
- No aceptamos la pérdida y sentimos ansiedad por la separación o la ausencia de aquello que teníamos.
- Deseamos buscar y recobrar lo perdido. Podemos sentirnos culpables, pensar en lo que se podría haber hecho para evitar el suceso, sentir ira y falta de interés por los demás.
- Nos sentimos desorganizados y desesperados, anímicamente deprimidos.
- Nos resulta difícil planificar el futuro, nos distraemos con facilidad, perdemos la motivación por las cosas, el apetito y el sueño, y nos aislamos de los demás.
- Cuando empezamos a recuperarnos del duelo, sentimos que se nos restaura la energía, el apetito; el sueño regresa a la normalidad; nos relacionamos más con otras personas y disfrutamos de la vida sin sentirnos culpables.
¿Qué nos ayudaría a recuperarnos ante una pérdida?
- El proceso de duelo puede durar mucho tiempo, por lo que debemos tener paciencia y darnos la oportunidad de que este proceso se complete.
- Expresar nuestros sentimientos a personas que puedan entender la pérdida, como amigos, familiares, personas que hayan pasado por la misma situación, especialistas sanitarios como psicólogos, médicos, enfermeras, entre otros.
- Hablar acerca de lo que perdimos si lo deseamos, aunque sea doloroso.
- Buscar el apoyo y compañía de nuestra familia y otros allegados, procurando mantener relaciones afectuosas con todos.
- Aceptar que nuestros familiares o amigos puedan sentir nuestra pérdida de una forma diferente, sin que esto signifique que sean insensibles o despreocupados.
- Asistir en el cuidado de nuestros hijos, si tenemos, u otras personas con las que convivimos y están a nuestro cargo o hacer arreglos para que otra persona de confianza lo haga mientras dure esta etapa.
- Ocuparnos en actividades que nos relajen, puedan darnos estabilidad y ayudarnos a recuperar.
- Descansar, salir de paseo y reanudar los contactos con otras personas.
- Buscar la ayuda especializada si el duelo permanece por más de un año, cuando tenemos cambios considerables en el peso corporal (aumento o pérdida), no querer seguir viviendo, dificultades recurrentes para dormir y prolongación de los estados de estrés emocional.
Elaborado por:
Iris Lugo Carro
Psicóloga
Máster en Psicología de la Salud